lunes, 30 de marzo de 2009

- La naturaleza

En las mañanicas
del mes de mayo
cantan los ruiseñores,
retumba el campo.
En las mañanicas,
como son frescas,
cubren ruiseñores
las alamedas.
Riénse las fuentes
tirando perlas
a las florecillas
que están más cerca.
Vístense las plantas
de varias sedas,
que sacar colores
poco les cuesta.
Los campos alegran
tapetes varios,
cantan los ruiseñores
retumba el campo.


Lope de Vega


Este poema lo he elegido porque a mí me recuerda mucho a la primavera y los prados con la melodía del canto de los pájaros que, como los ruiseñores, hacen un paisaje del que disfrutar. Espero que al leer este poema se nos olviden todas las penas durante un espacio de tiempo que podemos dedicar a pensar en situaciones como la del poema.

domingo, 1 de marzo de 2009

- ¿Por qué...?

Una vez existió una niña que se llamaba María, o tal vez se llamaba Marta. Quizás esta historia sucedió en Marzo, o quizás no, aunque lo principal es que paso ¿no? A lo mejor este no sea el principio, sin embargo yo voy a empezar así:

¿Cuántas veces, cuando erais niños, os habéis preguntado por qué vuelan los pájaros o por qué los hombres hablan y los animales no? Este es el caso de María, ¿o Marta?, una niña que siempre estaba preguntando a todas las personas que la rodeaban.

- Papá, ¿por qué uso la mano derecha más que la izquierda?
- Probablemente es por que eres diestra.
- ¿Por qué si usas la mano derecha eres diestra y no derecha?
- No lo sé, quizás tu madre si lo sepa, así que preguntale a ella.

Y la niña iba lo más rápido a preguntarle a su madre. Así eran todos los días hasta que un día por la mañana, o quizás fuese por la tarde, la madre decidió acabar con esa manía de la niña.

- Mamá, ¿por qué a las madres se les llama mamá?
- No sé, ¿es acaso muy importante para tí?
- ¿Y por qué no lo iba a ser?
- Tal vez porque solo tienes ocho años, así que deja ya de preguntarnos ¿vale?
- ¿Y qué puedo hacer para saber las respuestas sin preguntaros a vosotros?
- A lo mejor si escribes todas tus preguntas en un cuaderno, puede que a medida que vayas creciendo las vayas contestando.
- ¿Y así podría contestar a todas mis preguntas?
- Probablemente sí.
- Y tal vez cuando sea mayor pueda escribir un libro para que los niños no se queden con estas preguntas.
- Perfecto, y ahora, ¿por qué no te vas a escribir tus preguntas?

Veintidós años después, nuestra querida María, ¿o Marta?, recibía una carta que decía que su libro, El porqué de las cosas, había sido publicado, ¿o era editado?, con mucho éxito.