Una vez existió una niña que se llamaba María, o tal vez se llamaba Marta. Quizás esta historia sucedió en Marzo, o quizás no, aunque lo principal es que paso ¿no? A lo mejor este no sea el principio, sin embargo yo voy a empezar así:
¿Cuántas veces, cuando erais niños, os habéis preguntado por qué vuelan los pájaros o por qué los hombres hablan y los animales no? Este es el caso de María, ¿o Marta?, una niña que siempre estaba preguntando a todas las personas que la rodeaban.
- Papá, ¿por qué uso la mano derecha más que la izquierda?
- Probablemente es por que eres diestra.
- ¿Por qué si usas la mano derecha eres diestra y no derecha?
- No lo sé, quizás tu madre si lo sepa, así que preguntale a ella.
Y la niña iba lo más rápido a preguntarle a su madre. Así eran todos los días hasta que un día por la mañana, o quizás fuese por la tarde, la madre decidió acabar con esa manía de la niña.
- Mamá, ¿por qué a las madres se les llama mamá?
- No sé, ¿es acaso muy importante para tí?
- ¿Y por qué no lo iba a ser?
- Tal vez porque solo tienes ocho años, así que deja ya de preguntarnos ¿vale?
- ¿Y qué puedo hacer para saber las respuestas sin preguntaros a vosotros?
- A lo mejor si escribes todas tus preguntas en un cuaderno, puede que a medida que vayas creciendo las vayas contestando.
- ¿Y así podría contestar a todas mis preguntas?
- Probablemente sí.
- Y tal vez cuando sea mayor pueda escribir un libro para que los niños no se queden con estas preguntas.
- Perfecto, y ahora, ¿por qué no te vas a escribir tus preguntas?
Veintidós años después, nuestra querida María, ¿o Marta?, recibía una carta que decía que su libro,
El porqué de las cosas, había sido publicado, ¿o era editado?, con mucho éxito.